El año 2026 estará marcado por el choque frontal entre la velocidad del avance tecnológico —IA autónoma, explosión de identidades máquina, reducción de la vida de los certificados y el despertar del riesgo post-quantum— y la capacidad humana para gestionar esta complejidad. La identidad será el nuevo punto crítico de control para detener agentes de IA descontrolados y frenar ataques cada vez más sofisticados, con el comportamiento humano como elemento más vulnerable. Kevin Bocek, vicepresidente sénior de Innovación de CyberArk, adelanta cuáles son las principales predicciones de la compañía para el próximo 2026.
1. Reducción de la vida útil de los certificados
El acortamiento de la vida útil de los certificados TLS desencadenará una ola de interrupciones continuas y difíciles de controlar basadas en la identidad de las máquinas. Si bien la intención de Google, Microsoft y Apple con este cambio es mejorar la seguridad, a partir de marzo de 2026, cuando la validez de los certificados se reduzca de 398 a 200 días, se producirá una reacción en cadena: los certificados olvidados o mal gestionados caducarán y esto provocará la desconexión de sistemas críticos.
Un certificado digital funciona como la identidad de una máquina. Cuando expira, esa máquina pierde la capacidad de comunicarse de forma segura, lo que puede paralizar sistemas críticos: desde el manejo de equipajes en aeropuertos hasta los horarios de transporte público o el funcionamiento de los cajeros automáticos. Lo preocupante es que este problema no afectará a un único proveedor ni a un software específico: impactará a todas las organizaciones del mundo. Un cambio que no plantea la pregunta de si ocurrirá un colapso, sino de “cuándo”. El resultado será un tsunami digital, con consecuencias duraderas, que alcanzará a empresas y gobiernos en todo el planeta durante 2026 y en los años siguientes.
2.La identidad será el «interruptor de apagado» crítico para los agentes de IA
La próxima gran brecha de seguridad en la era de la IA no vendrá de un ataque externo, sino de un agente autónomo mal configurado. Con la rápida adopción del Protocolo de Contexto del Modelo (MCP) para conectar agentes a sistemas críticos, muchos de ellos se están desplegando sin una adecuada gestión de identidad. En este escenario, una sola clave API expuesta o un prompt malicioso bastan para que un agente actúe sin autorización y se propague por la red.
El verdadero peligro es que estos agentes no pueden desconectarse físicamente. Un agente descontrolado podría infiltrarse en flujos interconectados, ejecutando tareas no autorizadas y provocando un efecto dominó en sistemas críticos. En 2026, las organizaciones descubrirán que el auténtico “interruptor de apagado” no es un botón físico, sino la revocación inmediata de la identidad del agente bajo una gobernanza sólida del ciclo de vida. La identidad será el punto de control esencial para contener agentes autónomos y evitar que una mala configuración escale hasta convertirse en una crisis sistémica.
3.Juntas directivas compuestas enteramente por agentes de IA
En 2026, más organizaciones explorarán la posibilidad de juntas directivas totalmente autónomas, incorporando las llamadas “juntas sombra” en sus modelos de gobernanza. Estas juntas de IA no reemplazarán a las personas, pero actuarán como copilotos estratégicos para el CEO y los directores, simulando escenarios, analizando grandes volúmenes de datos y apoyando la toma de decisiones complejas. Aunque la visión de una junta compuesta exclusivamente por agentes de IA aún está lejos, su introducción abre la puerta a riesgos inmediatos de seguridad. El más crítico será la gestión de identidades y privilegios de acceso de estos agentes, que tendrán visibilidad y control sobre los niveles más profundos de los datos corporativos.
Los accionistas y las organizaciones deberán prepararse para un futuro donde la identidad digital de los agentes de IA se convierta en el nuevo eje de la gobernanza corporativa, dando paso a una transformación radical en la toma de decisiones estratégicas.
4.El amanecer de un mundo post-cuántico acelerará las estrategias defensivas
Aunque el temido “Q-Day” —el momento en que una computadora cuántica rompa la criptografía actual— aún parece lejano, se aproxima un avance intermedio que pondrá bajo amenaza al cifrado RSA 2048. No será un colapso inmediato, pero sí una señal inequívoca de que los estados-nación ya cuentan con la capacidad de comprometer la criptografía de clave pública que protege las identidades de las máquinas.
Las organizaciones comprenderán que sus datos y las identidades que los protegen están expuestos a ataques de “cosechar ahora, descifrar después”. Cuando el cifrado sea vulnerado, los actores con capacidad cuántica podrán explotar la información recolectada hoy. Este riesgo palpable precipitará el paso de la teoría a la práctica: las pruebas piloto ya no bastarán. Será imprescindible adoptar defensas post-cuánticas robustas e integradas, y el peligro obligará a las organizaciones a implementar de inmediato una estrategia integral y sólida.