La UNESCO incide en la necesidad de incrementar los esfuerzos y aumentar la financiación para promover entornos escolares seguros.
Desde el año 2020, cada 9 de septiembre se celebra el Día Internacional para proteger la Educación de Ataques establecido por la ONU. Su principal objetivo es proteger a todos los niños y jóvenes de todo el mundo de sufrir ataques armados, desastres naturales, enfermedades o algún tipo de agresión que pueda atentar con sus vidas, además de garantizarles un entorno seguro para su formación y capacitación integral.
La UNESCO dictamina que las escuelas, las universidades y los centros educativos deberían ser siempre refugios seguros que favorecen la paz y el desarrollo. La naturaleza civil de estos debería ser reconocida y protegida y no deberían convertirse nunca en blanco de ataques. El derecho a la educación debe ser respetado y cada cual debe poder beneficiarse de este, en particular en las situaciones de conflictos armados o que generan situaciones de inseguridad.
La resolución de la Asamblea General afirma que los gobiernos tienen la responsabilidad fundamental de proporcionar protección y asegurar una educación de calidad, inclusiva e igualitaria a todos los estudiantes, especialmente a los que se encuentran en situaciones vulnerables. Los conflictos armados que aún siguen produciéndose en muchas partes del mundo generan e imposibilitan el aprendizaje de los niños. Todos los conflictos del tipo que sean tienen una repercusión negativa en el futuro de generaciones enteras, especialmente en los niños y en las poblaciones más vulnerables.
La ciberseguridad en la Educación
En los países desarrollados la Educación también puede verse afectada con otro tipo de amenazas. La digitalización, especialmente acelerada tras la pandemia del COVID-19, ha hecho que las instituciones educativas estén cada vez más en el punto de mira de los ciberdelincuentes.
La ciberseguridad en el ámbito académico y escolar afecta a varias áreas tan importantes como el tratamiento de información y datos sensibles en lo que se refiere a los datos privados y calificaciones de los alumnos y también al acceso a datos de aplicaciones web y plataformas de educación.
Los ciberdelincuentes están interesados en el sector de la educación porque en él se manejan gran volumen de datos tanto de información personal del centro como de los alumnos. Además, instituciones educativas pueden también recopilar información de investigaciones que les sirve a los atacantes para la extorsión.
Según el estudio “El Estado del Ransomware en Educación 2022” de la compañía Sophos, el 60% de instituciones educativas de educación superior y educación básica han sufrido un ataque en 2021, siendo esta cifra del 44% en el año 2020. Pero además, las instituciones educativas sufren ciberataques con otros métodos como el phishing o malware
A los métodos de los ciberdelincuentes hay que unir también otras razones para que estos ataques sean exitosos. Entre esas razones está la falta de concienciación de algunas instituciones que no han considerado la ciberseguridad un tema prioritario, por lo que funcionan con equipos y sistemas antiguos que son totalmente vulnerables a los ataques actuales.