Ciberacoso, sex grooming, happy slapping, phishing o ciberadicción, los riesgos más comunes a los que se enfrenta un menor en las redes
Es evidente que hoy en día los niños juegan cada vez menos en la calle o en el parque y dedican su tiempo de ocio al ordenador, móvil o tablet. Aunque puede parecer tranquilizador para los adultos, estos deben preguntarse a qué páginas web acceden o qué hacen en Internet, cuando no tienen ninguna supervisión.
En España, casi el 50% de los niños se ha enfrentado a alguna ciberamenaza (accediendo a contenido inapropiado o entrando en contacto con algún malware). Los juegos online son uno de los pasatiempos favoritos de los más pequeños, cuando utilizan Internet. En muchos casos, estos juegos son educativos y entretenidos, pero hay otros en los que pueden llegar a ser peligrosos. Ante este escenario, Secure&IT desvela un decálogo de 10 consejos para evitar los ciberataques a menores:
- Mantener una comunicación fluida. Los menores deben ser conscientes de los riesgos a los que se enfrentan. Pero, además, tienen que saber que en el ciberespacio no se puede hacer lo que uno quiera y que, igual que en su vida diaria, hay unas normas de comportamiento que deben cumplir. Por supuesto, si en algún momento se sienten acosados, agobiados o inseguros, deben comunicarlo.
- Controlar el tiempo de conexión. Igual que se hace con el tiempo que pasan viendo la televisión o jugando en la calle.
- Asegurarse de que interactúan con personas conocidas. Para evitar problemas, es necesario asegurarse de que juegan o se relacionan en Internet con familiares o amigos de su entorno. Mejor que sean plataformas a las que no puedan acceder desconocidos.
- Advertirles que no deben compartir información personal. No deben compartir información suya, ni del resto de la familia. Por supuesto, no deben enviar fotos a extraños (de ningún tipo, pero mucho menos si son comprometidas).
- Bloquear todo tipo de juegos sexuales, violentos o de apuestas y explicarles que estos no son juegos para niños.
- Mantener los dispositivos protegidos. Deben estar actualizados y sin virus. En este sentido, es necesario verificar las aplicaciones antes de instalarlas y hacer las descargas en las tiendas oficiales. También hay que explicarles a los pequeños la importancia de no descargar nada, sin contar con el consentimiento de un adulto.
- Utilizar contraseñas robustas y distintas en cada cuenta. Es necesario cambiarlas con frecuencia y, aunque parezca obvio, no está de más recordarles que no se deben compartir con nadie.
- Crear diferentes perfiles de usuario en ordenadores y otros dispositivos. Lo mejor es que los adultos tengan una cuenta de administrador del equipo y los niños una de usuario estándar con limitaciones.
- Instalar medidas técnicas que garanticen la seguridad del menor en el acceso a los contenidos. Para ello, es recomendable utilizar un software de control parental.
- Controlar las conexiones. Es necesario proteger la red wifi con cifrado y cambiar las claves que tiene el router por defecto.
Francisco Valencia, director general de Secure&IT apunta que “ante la infinidad de canales y aplicaciones que dificultan la protección, los riesgos se vuelven más dinámicos y evolucionan cada día, exponiendo a los menores a peligros como ciberacoso, sex grooming, happy slapping, phishing o ciberadicción. Pero, además, el uso de grupos de mensajería instantánea, la transferencia de fotos y vídeos o el acceso a redes sociales crea un escenario de riesgo para el menor, no solo por la posibilidad de ser víctima, sino también por su capacidad de ser agresor.”