La cuarentena impulsa el teletrabajo, y con ello la demanda de los ciberseguros
Desde el inicio de la pandemia se han ido acelerando e incrementando la adopción de las nuevas tecnologías, como el trabajo remoto o las compras online. Esta situación que conlleva un mayor riesgo para la ciberseguridad, tanto de de las personas como de las empresas, ha provocado un aumento del 200% en las coberturas de pólizas de seguros para empresas. El entorno actual de empleo es en la gran parte de las empresas basado en el teletrabajo, lo que hace que los ciberatacantes estén más activos, y los ciberriesgos sean mayores, por este motivo la ciberseguridad se ha convertido en una preocupación principal para las compañías.
Son muchos los riesgos que han incrementado durante la cuarentena, como los ciberataques o las noticias falsas, utilizando la novedad del Covid-19 como la puerta de entrada para el robo de información personal y la generación de pánico. La Asociación Argentina de Lucha Contra el Cibercrimen (AALCC), informó sobre el aumento de delitos durante estos meses de cuarentena. La extorsión online incremento un 20,42%, el phishing subió un 16,53%, y el fraude un 14,89%.
Cada vez son más la empresas que disponen de ciberseguro
Los ciberseguros más demandados estos últimos meses son por parte de pymes y autónomos, en especial, los que cubren la vulneración de datos, amenazas de extorsión, gastos incurridos en la recuperación de datos y pérdida de beneficios por un ataque informático. Otro aspecto importante para la demanda es, que el ciberseguro incluya cobertura de responsabilidad civil frente a reclamaciones de terceros y sanciones impuestas por la AEPD. Además, se le añade valor a las pólizas que disponen de 24 horas de atención telefónica sobre incidentes cibernéticos, y cobertura para reclamaciones de terceros por gestión de información confidencial y servicio contra incidentes, así como contra multas y sanciones administrativas.
Por otro lado, la mayoría de la oferta comercializa con pólizas que cubren el daño propio, la recuperación de información digital, la extorsión cibernética, las transacciones bancarias fraudulentas y los gastos para proteger su reputación. También, los daños a terceros, como la responsabilidad por violación de información confidencial o datos personales, la responsabilidad por software malicioso o virus informático, la publicación en medios digitales y los gastos judiciales y de defensa; y el manejo de crisis, que incluye gastos forenses, de defensa y autoridades administrativas, y los gastos sin previa autorización. A su vez, en el caso de las póliza para empresas, también cubren la interrupción de actividad empresarial.
En definitiva, desde la aplicación del estado de alarma, el interés por los ciberseguros, tanto en la comercialización como en la contratación, ha crecido notablemente.