El DNS, tradicionalmente percibido como un protocolo técnico de back-end, se ha convertido en la primera línea de defensa en la ciberseguridad cloud. Así lo confirma el nuevo informe “Embrace DNS Security and Overcome Hurdles Of Cloud Adoption”, elaborado por Forrester Consulting con el apoyo de EfficientIP, el especialista en seguridad y automatización del DDI.
Dicho estudio, basado en entrevistas a 218 responsables sénior de seguridad en América del Norte y Europa, revela que el 95% de las organizaciones sufrió ataques o vulnerabilidades relacionadas con DNS en el último año. Entre las amenazas más comunes destacan el phishing y el ransomware, ambos con un 52% de incidencia, seguidos muy de cerca por los ataques de denegación de servicio distribuida (DDoS), que afectaron al 50% de los encuestados.
Estos ataques no son meros incidentes técnicos. Sus consecuencias tienen un fuerte impacto económico, operativo y reputacional. Más de la mitad de las organizaciones declararon pérdidas financieras que oscilaron entre los 500.000 y los 5 millones de dólares por cada incidente, y en el caso de las grandes empresas las pérdidas superiores al millón de dólares fueron especialmente frecuentes.
Por otra parte, el 62% de las organizaciones experimentó interrupciones en sus sistemas o pérdidas de productividad, y casi seis de cada diez vieron afectada su imagen de marca.
El impacto legal tampoco ha sido algo leve. Un tercio de las organizaciones reconoció haberse enfrentado a sanciones regulatorias o problemas de cumplimiento como consecuencia de brechas en la seguridad DNS, destacando el no cumplir con GDPR, HIPAA, NIS2 o estándares del NIST.
Falta de visibilidad en entornos híbridos y multicloud
El informe también alerta de que, más allá del volumen y la sofisticación de los ataques, el gran desafío de la ciberseguridad es la falta de visibilidad en entornos híbridos y multicloud. El 71% de los responsables de seguridad admite no tener una visión clara del tráfico DNS en sus infraestructuras, lo que limita seriamente su capacidad para detectar y detener actividades maliciosas como la exfiltración de datos, el malware de día cero o el tunneling DNS. A ello se suma que dos de cada tres organizaciones reconocen no contar con herramientas adecuadas de analítica e inteligencia de amenazas DNS para procesar el creciente volumen de datos que se genera.
“Este estudio refleja lo que ya veníamos anticipando. El DNS no puede seguir siendo un punto ciego en las estrategias de seguridad. Con la proliferación de la nube, se ha convertido en un componente crítico para garantizar la continuidad de negocio, el cumplimiento de las normas y la protección frente a amenazas avanzadas”, explica Diego Solís, Sales Director Iberia & Latam de EfficientIP.
El estudio apunta además a una transformación en la estrategia de ciberseguridad de las organizaciones. Cada vez más empresas están replanteando sus arquitecturas de red para afrontar un entorno caracterizado por la descentralización y la complejidad. El 90% de los responsables de seguridad ya considera la monitorización DNS tan importante como los firewalls o las herramientas de análisis de tráfico de red, mientras que el 96% asegura estar redefiniendo su estrategia de seguridad hacia mayores niveles de automatización, integración y visibilidad global.
Se dispara la adopción de modelos Zero Trust
Según Forrester, el 84% de las organizaciones prioriza el enfoque Zero Trust como base para proteger entornos distribuidos y sin perímetro definido, y un 80% ya ha desplegado soluciones de Zero Trust Network Access (ZTNA) para reforzar la seguridad en la nube.
“Las organizaciones necesitan soluciones de seguridad DNS avanzadas con inteligencia en tiempo real e inteligencia artificial que sean capaces de detectar y frenar amenazas antes de que impacten negativamente en su negocio”, añade Solís.
En definitiva, el informe de Forrester y EfficientIP concluye que el DNS ha pasado de ser un protocolo de soporte a convertirse en una pieza central de la estrategia de ciberseguridad moderna. Situarlo en el núcleo de la protección digital permite a las empresas reforzar su resiliencia, anticiparse a las amenazas y garantizar un futuro digital más seguro.