El nuevo paradigma de la ciberseguridad está transformando la relación entre las compañías y sus empleados y clientes. Nunca las empresas habían gestionado tanta información como la que tienen hoy almacenada en sus dispositivos o servidores.
En este nuevo escenario, las compañías son las responsables de que estos datos no acaben en las manos equivocadas. Desde brechas de seguridad que dejan al descubierto informaciones personales, hasta la pérdida de un dispositivo electrónico con contenido sensible o acceso directo a la información virtual de la compañía.
Pero la cosa no queda ahí, la ciberseguridad transforma también la relación entre las propias compañías. En este escenario de conectividad y relaciones interempresariales, es vital comprobar el nivel de ciberprotección de nuestros proveedores tecnológicos. ¡Chequea siempre que tu proveedor está ciberprotegido porque ellos representan una puerta de acceso a tu empresa! No debemos olvidar nunca que las compañías son seres vivos y conectados. Y un problema en una entidad puede terminar afectando a otra empresa o institución.
En nuestro informe Hiscox Cyberreadines Report 2019 dedicamos un área específica analizando esta realidad. Las conclusiones ponen en valor la necesidad de invertir los recursos necesarios para desarrollar una estrategia de ciberseguridad eficaz, por la seguridad de nuestra propia entidad, la de nuestros empleados y clientes, y la del resto de compañías colaboradoras que participan en nuestra actividad.
Entre las empresas españolas que habían sufrido un incidente cibernético durante los últimos 12 meses, más de 3 de cada 10 (36%) afirmaban que este problema había tenido como origen su cadena de suministro al menos en una ocasión.
¿Qué consecuencias pueden derivarse?
Verse implicado en un incidente cibernético, procedente de un proveedor tecnológico, incrementará nuestro gasto en la gestión del propio siniestro. Además, puede disminuir nuestros ingresos o provocar una reducción de nuestra productividad, debido, por ejemplo, a un problema en un programa informático automatizado que haya equivocado el destino de una partida de productos o materiales necesarios para nuestra propia producción. ¡Y el problema no termina ahí! Un ciberataque en uno de nuestros proveedores tecnológicos de confianza puede terminar dañando la reputación de nuestra propia compañía. Los clientes y la opinión pública en general pueden pensar que nuestra marca no es fiable en materia de protección de datos.
Las empresas españolas son conscientes de esta realidad y parece que van por el buen camino. El ecosistema español de ciberseguridad está en marcha. Entidades públicas y privadas trabajamos en programas de concienciación dirigidos al tejido empresarial, y normas como el RGPD o la nueva LOPD están impulsando esta transformación. De hecho, según nuestro informe, casi 7 de cada 10 (68%) compañías españolas confían en las medidas de protección de datos de sus proveedores. Y, más de la mitad (51%), ya incluyen cláusulas de ciberseguridad en sus contratos con terceros.
Demostrar que estás ciberpreparado se convierte en una ventaja competitiva. Las empresas tienen cada vez más en cuenta que las compañías con la que firman un contrato disponen de unos mínimos procedimientos de ciberseguridad. En este punto, disponer de un ciberseguro se consolida como un activo necesario -y sello de garantía de cara al exterior- para cualquier compañía, tanto grandes multinacionales, como pymes o microempresas.