Los expertos de EALDE Business School analizan el escenario actual y destacan como principales riesgos la escasez de recursos y los cambios en los mercados
La guerra de Ucrania, la subida del precio del gas y su impacto posterior en la economía (recesión, subida de tipos, inflación…) han complicado el trabajo de los economistas, que se debaten por hacer previsiones realistas en un entorno continuamente cambiante y no exento de sobresaltos.
“El nuevo entorno geopolítico surgido tras la pandemia y la invasión rusa de Ucrania, que se suma al contexto de replanteo de la globalización y creciente competencia estratégica entre Estados Unidos y China, supone un cambio en las reglas de juego y en las formas de hacer negocios para empresas y Gobiernos”, mantiene José María Rodríguez, profesor del Máster en Gestión de Riesgos de EALDE Business School.
En valoración de este experto, las empresas que operan en los mercados internacionales deben tener en cuenta también otras variables, más allá de las tradicionales como costes y volumen de negocio, como la seguridad de suministro y la resiliencia. “Las empresas deberán ser capaces de elaborar un mapa de riesgos de sus cadenas de suministro y replantearse tanto sus proveedores como su modelo de gestión de la producción, cambiando el ‘Just in time’ por el ‘Just in case’”, explica José María Rodríguez.
Es por ello por lo que empresas y Administraciones deben actuar con una visión a largo plazo, en la que los riesgos climáticos, catástrofes y conflictos geopolíticos van a estar más presentes a futuro. Desde la escuela de negocios especializada en ofrecer formación online para la identificación, caracterización y mitigación de riesgos financieros, crediticios, legales o reputacionales, sostienen que “hemos entrado en una etapa en la que los Gobiernos van a ejercer un papel mucho más activo en la actividad económica y empresarial, aplicando políticas industriales para promover o proteger ciertos sectores estratégicos, teniendo una influencia clave a la hora de relocalizar instalaciones productivas en su país o en ‘países amigos’, con los cuales se compartan valores políticos, etc.”.
En este contexto, los expertos de EALDE Business School han decidido analizar la situación actual del mercado y prever aquellos acontecimientos o eventos disruptivos que podrían ‘poner en jaque’ a la economía mundial.
Uso de armas nucleares en el conflicto de Ucrania
Pedro Mirete, profesor de la escuela de negocios especializada en la gestión de riesgos, explica que “si el escenario bélico empeorara entre Ucrania y Rusia (más si se emplean armas nucleares), las economías europeas sufrirían aún más y los mercados ajustarían sus valoraciones”. En cambio, un desenlace que supusiera el fin del conflicto con una negociación “disiparía muchos de los riesgos que atenazan a la economía mundial”, apunta este experto.
Escasez de recursos para clases ricas y medias
La humanidad empieza a tener un evidente problema de escasez de recursos. Según un estudio de la World Data Lab, las clases medias y ricas del planeta ya suman más de 3.800 millones de habitantes, una cifra que supone más de la mitad de la población mundial. Una masa social consumiendo bienes y servicios al ritmo que sus posibilidades les permite lleva a la disponibilidad de recursos como materia prima al colapso.
Para Sergio Simón, coordinador del Área de Risk Management en EALDE Business School, “no se trata de una crisis alimentaria (para esas clases medias y ricas), pues los transgénicos y la comida procesada han incorporado un potencial de alimentos hace años insospechada. El problema se centra en muchos bienes que estas clases medias y ricas consideran ya necesidades básicas: coches, teléfonos móviles y cualquier tipo de dispositivo digital, o la ingente cantidad de ropa comprada bajo la perspectiva de la inmediatez, lo que llevan a la disponibilidad de recursos a niveles críticos”.
Mayor consumo implica mayor producción y mayor producción necesariamente implica mayor consumo energético. Una situación que para este experto hará que “los Gobiernos se enzarcen en una lucha por el control de las reservas mundiales de cualquier tipo de recurso que sea estratégico, siendo estos todos aquellos que se consideren limitantes para la producción de cualquier bien o servicio demandado. Todo lo demás son derivadas de esta limitación de los recursos. Desde los conflictos geopolíticos a las guerras, pasando por el cambio climático”.
Las criptomonedas, un ‘riesgo’ a batir para las Administraciones
En un entorno convulso como el actual, cualquier idea disruptiva tiene un potencial amenazador increíble. Es el caso de las criptomonedas. Pensar en criptodivisas es pensar en finanzas descentralizadas lo que conlleva, necesariamente, a pensar en falta de control o falta de centralización.
En este aspecto, Sergio Simón apunta que “a ninguno de los Gobiernos que están luchando por el control de los recursos les hace la más mínima gracia perder en control de los flujos de capital. Es por ello por lo que creo que es desde esa perspectiva donde se trabajará y gestionará el riesgo relacionado con las criptomonedas”.
En este sentido, según datos del estudio EALDE Risk Survey, elaborado por la encuesta de negocios online, el 64% de los gestores de riesgos considera que las criptomonedas tendrán un impacto relevante sobre el sistema financiero global. Sin embargo, de ellos, el 75% reconoce no saber ni cuánto ni cuándo será ese impacto.
Caída de la red a nivel mundial
El temor ante la posibilidad de que se dañen los cables submarinos de telecomunicaciones crece, sobre todo tras las fugas intencionada o no en los gaseoductos NordStream 1 y Nordstream 2, y debido a que su infraestructura es supuestamente más vulnerable que la de los gaseoductos.
“Una interrupción masiva del flujo de datos es perfectamente plausible. En mi opinión es cuestión de tiempo que algún día suceda con mayor o menor alcance. Y cuando ocurra, difícilmente estaremos preparados para lidiar con los inconvenientes que se materialicen durante el tiempo que dure dicha interrupción”, mantiene Sergio Simón.
Ajuste inmobiliario en China
La economía de China ha comenzado a despertar tras la pandemia y los estrictos confinamientos a los que se ha visto sometida. Sin embargo, el sector inmobiliario sigue sufriendo una lenta agonía plagada de riesgos y peligros. José María Martínez, profesor de Riesgos Financieros en EALDE Business School, señala que “de materializarse un ajuste en el sector inmobiliario en China, tendría repercusiones para la estabilidad financiera en el gigante asiático, pero también por su importancia sería un lastre para la actividad global”. Para este experto, “el impacto sería especialmente negativo para los países exportadores de materias primas como muchos de América Latina”.
Aumento de la mora y nueva fase de M&A en el sector bancario
Las expectativas actuales hacen que la mayoría del sector bancario prevea un frenazo del crédito a final de 2022 y un aumento de la morosidad en 2023. Sobre este aspecto, Daniel José María Caridad, profesor especializado en gestión de riesgos y seguros de EALDE Business School, considera: “Probablemente estemos llegando a un punto de inflexión, no solamente en el descenso del crédito sino también en la debilidad de la demanda y la incapacidad de los hogares a hacer frente a sus pagos, lo que supondrá un aumento de los niveles de morosidad”.
A pesar de que los resultados de las principales entidades europeas hayan sido sólidos, el deterioro constante de los indicadores macro supone que el crédito dejaría de contribuir al crecimiento. Es por ello por lo que este profesor apunta que “podemos asistir a un nuevo episodio de consolidación del sector financiero, donde fusiones y/o adquisiciones entre bancos y otras entidades financieras sea una realidad durante el año 2023”.
Desaceleración de la inflación: ¿cambios en las políticas monetarias?
Aunque en el actual entorno los riesgos a la baja sobre el crecimiento son claramente mayores que los riesgos al alza, un escenario favorable es que la orientación de política monetaria acabe siendo a partir de mediados de 2023 menos restrictiva de lo anunciado y descontado por los mercados.
“Esto podría producirse porque la comunicación de los bancos centrales ahora mismo está concentrada en restaurar la estabilidad de precios, pero, en un escenario relativamente estable en el que las perturbaciones de oferta tiendan a disminuir durante 2023, y con la actividad y demanda global ya moderándose en la actualidad, es posible que la inflación comience a desacelerarse más notablemente en los primeros meses de 2023, lo que daría margen a un cambio en el tono monetario, con los bancos centrales pudiendo primero pausar su endurecimiento, y después pudiendo incluso volverse a focalizarse en sostener la actividad”.