La falta de conciencia de seguridad, la abundancia de datos personales y el valor de la propiedad intelectual hacen del sector de Educación e Investigación un objetivo atractivo para los ciberdelincuentes en todo el mundo.
El sector de Educación e Investigación es según las últimas investigaciones el más atacado por los ciberdelincuentes en todo el mundo. Estos ataques no solo afectan a las instituciones educativas, sino también a los investigadores, estudiantes y cualquier persona involucrada en actividades académicas.
Entre las razones más importante que explican por qué este sector es particularmente vulnerable están las siguientes:
Datos personales y financieros: Las instituciones educativas y de investigación almacenan una gran cantidad de datos personales y financieros de estudiantes, profesores, investigadores y personal administrativo. Estos datos incluyen información como nombres, direcciones, números de seguridad social, registros académicos y datos bancarios. Los ciberdelincuentes ven esto como una mina de oro, ya que los datos robados pueden utilizarse para cometer fraude, robo de identidad o extorsión.
Investigaciones y propiedad intelectual: Las instituciones de investigación suelen llevar a cabo investigaciones valiosas y desarrollar propiedad intelectual, como patentes, descubrimientos científicos y avances tecnológicos. Los ciberdelincuentes pueden tener como objetivo robar esta información para beneficiarse económicamente o para venderla a competidores o gobiernos extranjeros. Esto puede tener un impacto significativo en el avance científico y tecnológico de un país.
Infraestructura de red y sistemas vulnerables: Las instituciones educativas y de investigación a menudo cuentan con una amplia infraestructura de red y sistemas informáticos conectados, incluyendo laboratorios, bibliotecas digitales, plataformas de aprendizaje en línea y sistemas de gestión estudiantil. Estos sistemas pueden presentar vulnerabilidades y no estar debidamente actualizados o protegidos. Los ciberdelincuentes aprovechan estas debilidades para infiltrarse en la red, acceder a los sistemas y robar información confidencial.
Usuarios menos conscientes de seguridad: En comparación con otros sectores, los usuarios en el ámbito educativo y de investigación pueden tener un menor nivel de conciencia sobre las mejores prácticas de seguridad cibernética. Los estudiantes, profesores e investigadores pueden ser más propensos a caer en trampas de phishing, descargar software malicioso o utilizar contraseñas débiles. Esto facilita el trabajo de los ciberdelincuentes, ya que encuentran objetivos más fáciles de explotar.
Acceso a recursos financieros: Las instituciones educativas a menudo tienen presupuestos significativos para la adquisición de tecnología y equipos de investigación. Los ciberdelincuentes pueden dirigirse a estas instituciones para intentar robar fondos o utilizar su infraestructura informática para lanzar ataques a otras organizaciones. Además, los ataques de ransomware, en los que los ciberdelincuentes cifran los datos y exigen un rescate, se han vuelto cada vez más comunes en el sector de la educación.
Para protegerse de los ataques cibernéticos, las instituciones educativas e investigadores deben implementar medidas de seguridad sólidas. Esto incluye mantener los sistemas y software actualizados, utilizar soluciones de seguridad confiables, capacitar a los usuarios sobre buenas prácticas de seguridad cibernética, realizar copias de seguridad regularmente y estar atentos a las últimas amenazas y tácticas utilizadas por los ciberdelincuentes. La colaboración con expertos en ciberseguridad y el establecimiento de políticas y protocolos de seguridad claros también son fundamentales para proteger el valioso activo digital en el sector de Educación e Investigación.