El periódico Intercept publica un informe clasificado de la NSA (National Security Agency) de Estados Unidos que manifiesta que la inteligencia rusa interfirió en las últimas elecciones estadounidenses.
De acuerdo al reporte filtrado, y que tiene fecha del día 5 del pasado mes de mayo, el GRU (Russian General Staff Main Intelligence Directorate) lanzó un ataque de suplantación de identidad contra un distribuidor de máquinas electrónicas de votos con el objetivo de hacerse con el acceso a los sistemas internos de la compañía.
Una vez robada la identidad, los hackers enviaron a varios oficiales del gobierno estadounidense phishing emails que simulaban haber sido distribuídos desde la dirección de correo electrónico oficial del mencionado distribuidor.
El grupo de hackers que envió dichos emails es, según el reporte de la NSA filtrado, el demonimado APT Fancy Bear. Cuando los receptores abrieron los adjuntos que contenían los correos electrónicos, los dispositivos empleados por los oficiales del gobierno de EE.UU. fueron infectados con malware.

El senador Mark Warner ha manifestado sin embargo a USA Today que el ataque ruso no se ha limitado a los hechos publicados por The Intercept sino que se trata de un ciberataque aún más profundo y de mayor magnitud que el referido aunque no cree «que fueran capaces de cambiar el resultado final de la votación«.
El mismo senador ha realizado un llamamiento para que las agencias de inteligencia desclasifiquen aún más información para conocer de manera pública qué estados y cuántos fueron víctimas del ataque.
El director del Center for Computer Security & Society de la Universidad de Michigan, J. Alex Halderman, ha solicitado públicamente que en futuras elecciones, cada uno de los votos sea entregado también en una papeleta de papel y que, una vez cerradas las urnas, cada estado cuente las papeletas y confirmen que el resultado de este conteo es el mismo que el de la votación a través del sistema electrónico.