Alan Abreu, Responsable de riesgos cibernéticos de Hiscox
Durante estos días hemos visto cómo el interés hacia el seguro para riesgos cibernéticos ha aumentado de manera muy relevante. Más consultas, más peticiones de presupuesto y vuelta al contacto de muchos clientes potenciales con los que veníamos hablando desde hace meses y que no terminaban de dar el paso, observando que varios de ellos han tomado ya la decisión de contratar la protección. Este ramo del seguro comienza a ver los frutos que entre todos hemos ido sembrando desde hace varios años.
El COVID-19 ha funcionado como acelerador de un interés y necesidad que ya existía, la ciberdelincuencia. Esta situación no solo nos ha servido para que todos seamos conscientes de que cualquier cosa, por muy remota que sea, puede ocurrir. Y ese mismo pensamiento es el que nos viene con la ciberseguridad. “¿A mí? ¿Quién me va a atacar?” Nos encontramos en un escenario en el que la tecnología avanza de manera exponencial, y con ello evolucionan las posibilidades de negocio de casi cualquier empresa y profesional, pero también aumenta el número de “ventanas” por las que pueden colarse los ciberdelincuentes.
Por ejemplo, el desarrollo de páginas de ecommerce o el trabajo en remoto para no detener la actividad de miles de empresas, ha provocado que muchas de estas compañías se hayan aproximado por primera vez a este tipo de producto asegurador al ser conscientes del riesgo al que se están exponiendo. Ante esta necesidad urgente es importante recordar que no todos los seguros son iguales y que no todas las empresas y profesionales necesitan las mismas soluciones.
Los seguros ciber ya eran una necesidad en el mundo anterior a esta pandemia, dada la generalización de internet en el ámbito del desarrollo empresarial tanto para el tratamiento de datos, los procesos de compra, mantenimiento de sistemas y de la propia empresa. Pero el COVID19 ha transformado el negocio de empresas y profesionales en apenas unos días. Como resultado, nuevas pymes y grandes compañías concienciadas por los riesgos cibernéticos a los que están expuestas han decidido transferirlos a un tercero.
En la actualidad existen dos vías para asegurar los riesgos de esta naturaleza. Por un lado coberturas incluidas en seguros generales de responsabilidad civil o daños materiales. Por otro lado, mediante un producto especializado de una aseguradora especialista. Con estos últimos, encontrará un producto más amplio (como respuesta a incidentes o coberturas antes pérdida de beneficios, robos de datos o extorsión, entre otras) y con un mayor abanico de servicios.
Necesitamos que las empresas crean que la solución no sólo pasa por la prevención, sino por tener un buen plan de contingencia que incluye contratar un seguro de riesgos cibernéticos y que, sobre todo, lo hagan desde la sensibilización, no desde la necesidad. Solo así, buscarán una póliza más completa y adaptada que comprenda su actividad, que cubra realmente sus necesidades, y para lo que deberán estar dispuestas a invertir un poco más. Los que actúen así, cuando llegue el momento del incidente, que llegará, verán cómo esta inversión ha merecido la pena, su seguro responderá.