¿Cuánto cuesta un virus en la Dark Web? Menos de lo que cabría esperar, lo cual hace que estén al alcance de cualquier usuario.

La ciberdelincuencia ha sido, junto a la COVID-19, uno de los grandes protagonistas de 2021. El año que hemos vivido ha sido como una montaña rusa, con altibajos dependiendo de la época y con una sensación de inseguridad casi constante. Y no es para menos, especialmente en el ámbito de la ciberseguridad. Cada vez son más los grupos que se aventuran a ejecutar estas prácticas ilegales con algún fin, lo cual no es de extrañar si ternemos en cuenta la facilidad que existe para conseguir software malicioso. Uno de los mejores lugares para conseguir las herramientas necesarias para realizar un ciberataque es la «Dark Web». En ella podemos encontrar material de toda clase, y a precios muy competitivos. De hecho, un troyano tan popular como Zeus Botnet es bastante barato: cinco euros o incluso menos. Luego hay otros productos premium ¿Cuánto cuesta un virus en la Dark Web?

¿Cuánto cuesta un virus en la Dark Web?

Centrándonos en Zeus Botnet, que con cinco euros ya tenemos uno comprado, este troyano permite robar credenciales bancarias y usar la red de equipos infectados. Fijaos el daño que podemos hacer con cinco míseros euros, y el beneficio que podríamos conseguir si solicitásemos un rescate para liberar los sistemas. Mínima inversión, máximo beneficio. Evidentemente, en la Dark Web encontraremos varios precios dependiendo del alcance del ciberataque a ejecutar; hay malware que puede llegar a costar más de 1.000 euros en costes de servicio. Tan profunda es la oferta que podemos encontrar en la Dark Web que hasta se puede adquirir un sistema malicioso completo. Así lo revela la compañía de seguridad Armour, asegurando que gracias a estos sistemas se puede ejecutar un gran ciberataque; también se puede adquirir por separado herramientas básicas (exploits) y aprovechar vulnerabilidades de sistemas ajenos. La oferta es muy amplia, y la facilidad de acceso enorme.

Varias formas de pago: bitcoin, tarjetas de crédito…

Tan elevada es la facilidad para conseguir un malware como para pagarlo. Basta con una criptomoneda (BitCoin por ejemplo) o una tarjeta bancaria (menos recomendable por el rastreo) para comprar algo en la Dark Web. Además, se recibe bajo el total anonimato ya que n o precisa de envío físico; no hay remitente, no hay dirección y no hay nombres. Con esto en mente, ahora se puede entender mejor el porqué es tan difícil rastrear a los ciberdelincuentes. La huella dejada es apenas imperceptible. De forma adicional, el mercado de malware en la Dark Web está siendo testigo de un crecimiento, provocado mayormente por la competencia entre proveedores. Un informe de IoT Analytics revela que siete años atrás existían unos 3.600 millones de dispositivos conectados a internet de las cosas; en la actualidad la cifra supera los 11.300 millones. Facilidad, anonimato, buenos precios, variedad… Un caldo de cultivo perfecto.

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