Los dispositivos móviles cada vez se utilizan más a menudo para movimientos de dinero. Esto ha servido de anzuelo para acercar cada vez a más hackers a nuestras contraseñas.
En la era digital el uso de los móviles y su dependencia por parte del consumidor crece a pasos agigantados. El último estudio de GSMA estima que en 2020 habrá 5.700 millones de móviles en el mundo, casi 1.900 millones más que a finales de 2016; de estos dispositivos, la gran mayoría serán smartphones, ya que en el primer cuatrimestre de 2017 supusieron el 80% de la adquisición de móviles en todo el mundo, según revela un informe de Ericsson.
Sin embargo, el uso de los smartphones también está cambiando, ya que cada vez más los usuarios los utilizan para hacer transacciones bancarias, reservas o compras, todas ellas actividades en las que se requiere facilitar información sobre la tarjeta de crédito. Y, como era de esperar, a medida que los clientes empiezan a introducir más datos personales en sus teléfonos inteligentes, el miedo acerca de la seguridad también aumenta.
Como resultado directo del auge de los smartphones, las aplicaciones wallet como Apple Pay, Samsung Pay y Android Pay, que permiten al usuario pagar y almacenar datos sobre sus cuentas bancarias en el móvil, han despegado. Y como consecuencia, los teléfonos inteligentes se están convirtiendo, cada vez más, en un núcleo seguro para los consumidores en los que recopilar y almacenar una gran cantidad de información personal muy valiosa. Esto convierte a estos dispositivos en un gran atractivo para los cibercriminales. Por lo tanto, los sistemas de autenticación necesitan un cambio, deben volverse más personales y menos supeditados a los consumidores, para así mantener los datos privados a salvo.
Biometría, ¿el futuro de la autenticación?
La autenticación biométrica es el medio por el que la persona puede confirmar su identidad haciendo uso únicamente de sus características biológicas, como la huella dactilar, la retina o el reconocimiento facial, complicando la posibilidad de robo y anulando por completo la del olvido. Es un método de autenticación que confirma por completo la verdadera identidad del usuario.
El lector de huella dactilar es el método en el que más confían las telcos para mantener a salvo la información personal de sus clientes, pero otra alternativa a las contraseñas es el reconocimiento facial. Mastercard ya ha desarrollado una herramienta que ha sido introducida este año en bancos de Estados Unidos, Canadá, Holanda, Reino Unido y Alemania, para poder ser utilizada por los consumidores: Identity Check Mobile. Y Apple presentó el pasado 12 de septiembre su iPhone X que incorpora esta tecnología para el desbloqueo del dispositivo.
Una alternativa más segura es el reconocimiento del iris, en el cual existen 225 características distintivas que, comparadas con las 40 de una huella dactilar, hacen que este método sea mucho más fiable. “A pesar de que todavía hay mucho que avanzar en este área, explorando y ofreciendo estos servicios, las telcos pueden seguir manteniendo su relevancia mientras fidelizan a sus clientes al ofrecerles una experiencia completamente personalizada”, asegura Eduardo Esparza, Country Manager de Affinion.